Jarrones de flores preservadas

Pues sí chicas, tener un jarrón de flores preservadas es lo más de lo más, en detalles decorativos de interior!!

No puede faltar en tu salón sobre una mesita junto al sofá, o en un recibidor, o mesa de comedor, aparador…

En este caso, la flor protagonista del jarrón ha sido la rosa inglesa, en un tono rosa pastel precioso que le da una dulzura al jarrón espectacular. Se adapta a todos los estilos porque aunque tiene ese toque romántico que tanto nos gusta, el eucalipto que hemos utilizado es el pópulus, consiguiendo así ese acabado moderno y volátil a la vez. Las rosas inglesas también están de moda, casi más que la rosa tradicional, aunque esa siempre será la reina de las flores 🙂

Además lleva hortensia rosa pastel y marfil y toques de flore de arroz en los mismos tonos aporntando así, el aspecto silvestre y desenfadado que tan de moda está, por eso, este centro es ideal¡¡ perfecto para casi cualquier ambiente.

El estilo lo eliges tú, pero los que más éxito tienen desde hace un par de años son los románicos silvestres, y lo mejor de todo es que no hay tono que se resista a un centro preservado.

Este centro está compuesto principalmente por eucalipto, flor de arroz y hortensia rosa pastel y roja, pero las tienes de todos los colores imaginables, desde el blanco novia al marfil, pasando por mostaza, grises, azules, turquesas, malvas, rojos…y lo mismo pasa con las rosas, hasta bicolores las tienes y negras!!

Si lo quieres aún más silvestre, tienes unas gerberas preservadas que son una delicia y si los prefieres elegante tienes rosas espectaculares e incluso, gardenias como esta, que hipnotizan!!

Olvídate de las flores de plástico en casa ? no vale como excusa que las tienes que regar o que duran poco, ni siquiera por alergia a las flores!! Porque las preservadas no dan alergia ? estas plantas son naturales y biodegradables, no nos gustan los plásticos!!

Te has decidido ya un jarrón? hoy estamos centrados con los jarrones de cristal, y los tienes de todos los tamaños imaginables, desde el clásico violetero pequeñito, al jarrón de pie por excelencia.